Es jueves, 19 de septiembre, estoy terminando de meter el material en la maleta y haciéndome el planning de todo el fin de semana, ¡¡no debe fallar nada!!.
Una vez en Madrid, mi plan para levantarme en perfecto estado el sábado se desmorona. El jueves por la noche, una vez instalados, nos tomamos unos mojitos y nos acostamos muy tarde, pero no contentos con eso, el viernes cenamos fuera, llegamos a casa sobre las 00:00 y mientras preparábamos el material de carrera se nos hizo la 1:00 de la mañana y a las 6:00 teníamos que estar en pie. Todo esto no estaba en mi plan de carrera, yo tenía previsto descansar y comer bien, recargar lar pilas y las reservas de carbohidratos, pero ahora ya no hay arreglo, hay que apechugar.
A pesar de todo, la cosa podría ser peor, me había traído 2 pares de deportivos de trail, y el mismo viernes por la tarde me di cuenta que los había dejado en el coche, ¡¡SÍ!! los dos pares. El coche estaba a las afueras de Madrid, así que la tarde del viernes la pasamos en el metro.
Pero todo eso ya quedaba atrás, es viernes, ya son más de las 00:00 y tengo que prepararme el material de carrera lo más rápido posible para meterme en cama, pero sin descuidarme para que no se me olvide nada. De los dos pares de deportivos, tengo unos sin estrenar, y al recoger el dorsal nos han regalado unos calcetines técnicos, me lo pienso unos minutos y lo veo claro, decido estrenar deportivos y calcetines en la carrera, solo son 102 km con un material que no he probado nunca, ¿qué puede salir mal? ja ja ja. No hagáis estas cosas cuando compitáis.
Son las 8:30 de la mañana del sábado 21 de septiembre y por fin estamos en carrera. El plan es sencillo, no tenemos prisa, solo buscamos los 2 puntos para el Ultra Trail del Mont Blanc que nos dan por terminar la carrera, y no podemos olvidar que tenemos otras 2 ultra trails en menos de un mes.
La primera parte del recorrido no tiene mucha inclinación y decidimos correr suave, sin forzar, y hacer andando las cuestas que podrían cargarnos demasiado las piernas, lo cual nos pasaría factura en los últimos kilómetros de la carrera.
Para nuestra sorpresa acabamos de ver a dos corredores en chanclas, ¿no pensaran hacer 100 km en chanclas?, y yo ayer preocupado porque me había dejado los deportivos en el coche, ja ja ja.
Al adelantar a un equipo con camisetas amarillas, escuchamos la conversación que tienen con otro corredor:
-«…queremos llegar sobre las 23.30…»
Nos miramos, hacemos nuestros cálculos, sale a unos 9 minutos el kilómetro, lo vemos factible, y el ritmo que llevamos hasta el momento es bueno, por eso decidimos cogerlos como referencia, y con esas camisetas amarillas no los vamos a perder de vista.
Llegamos al primer avituallamiento, es el kilómetro 15.8, son las 10:01, estamos en Tres Cantos y el ritmo es muy bueno, aproximadamente vamos a 5:46 min/km. Nos lo tomamos con calma, recargamos las camelbacks, nos tomamos un gel, y comemos algo. Al poco de llegar nosotros aparece el equipo amarillo, van con prisas, casi ni paran, rápidamente sellan cogen unos trozos de plátano un vaso de agua y vuelven a ponerse en marcha. Por nuestra parte no nos preocupamos y al poco nos ponemos en marcha. No van muy lejos, los vemos y los seguimos teniendo de referencia.
Ya nos acercamos a colmenar viejo, kilómetro 26.8 donde se encuentra el segundo avituallamiento. Son las 12:04 y el ritmo total es de 7:59 min/km, vamos bien. Hemos llegado al mismo tiempo que el equipo amarillo, aunque al contrario que nosotros, casi no paran y están muy nerviosos, como si compitieran contra alguien, en cambio nosotros seguimos con nuestra tranquilidad, no hay prisa. Vuelven a salir antes que nosotros pero a lo lejos los visualizamos. Empezamos a preguntarnos si lograremos seguirlos, en cada avituallamiento nos sacan unos minutos que luego cuesta recuperar.
Las nubes que nos han acompañado toda la mañana se están dispersando y empieza a hacer calor, aun así ya estamos en el kilómetro 33.7 y nos encontramos bien. No hemos logrado alcanzar al equipo amarillo y nos damos cuenta que al llegar nosotros ellos abandonan el avituallamiento y continúan con la carrera. Aprovechamos que llevamos un tercio de la carrera para tomar otro gel, quitarnos la tierra de los deportivos y estirar un poco.
En el siguiente tramo de la carrera lo paso mal, el calor está mermando mi ánimo y mis fuerzas. Iván y David parece que siguen bien, yo los sigo y procuro que no se me note mucho la sensación de achicharramiento que llevo y las ganas de meterme bajo un grifo de agua fría. A pesar de todo las piernas aun están con energía y dejo que sean ellas las que me lleven al siguiente punto.
Manzanares del Real, kilómetro 41.9, ya no vemos al equipo amarillo pero tenemos varias sorpresas, hay macarrones para comer y han venido a animarnos unos amigos de David. Tras dar buena cuenta del plato de macarrones y hacernos unas fotos con los amigos de David continuamos con la carrera.
David nos informa que al sellar ha escuchado que somos el cuarto equipo, ¿sería por eso por lo que el equipo amarillo tenía tanta prisa?, podría ser. Desconocemos si esta información es real, y de si tenemos posibilidades de pódium, pero nos ilusionamos como niños, ya no importan los dos próximos ultra trails, ahora solo pensamos en Segovia, en llegar lo antes posible y ver en qué posición llegamos.
Vamos camino al ecuador de la carrera y yo sigo agobiado con el calor, aunque me preocupa mas Iván, ha empezado a molestarle la lesión que lleva arrastrando en el pie desde hace un mes. Llegamos a Mataelpino, km 49.3, son las 14:35 y eso quiere decir que vamos según lo previsto, llevamos un ritmo de 7.24 minuto el kilómetro.
Además de música en la plaza del pueblo y bastante gente animando hay una fuente en la que sin perder ni un minuto meto la cabeza y mojo mi gorra, al fin logro bajar mi temperatura corporal, noto un gran alivio al eliminar el calor que me estaba matando y estoy listo para seguir. Mientras nos hidratamos y comemos algo, Iván aprovecha para quitarse los deportivos y se da cuenta que se ha comido los calcetines, por lo menos los pies están bien. Una vez Iván se pone calcetines nuevos y los tres estamos un poco mas fresquitos, nos ponemos en marcha.
De camino a Navacerrada la lesión de Iván va a más, ahora le dan pinchazos en la rodilla, y a David en una de las bajadas que hemos intentado hacer corriendo se le han subido los gemelos, por eso decidimos olvidarnos de la carrera por equipos, relajarnos, volver a pensar en el objetivo real, el Ultra Trail del Mont Blanc, y terminar la carrera andando. Una vez en Navacerrada, km 57.8, nos tomamos 10 min para recuperar y continuamos camino de Cercedilla donde nos espera una paella, y donde tenemos prevista una parada larga para empezar la subida a Fuenfría.
Llegamos a Cercedilla a las 18.03, es el km 64.3, y a pesar de que llevamos muchos kilómetros andando el ritmo total sigue siendo bueno, 8:55 minutos el kilómetro. David tiene prisa por seguir, está impaciente, pero yo quiero recargar fuerzas y asimilar la paella, al final tardamos 45 minutos en ponernos en marcha.
Nada más iniciar la marcha, estando aun dentro de Cercedilla, a David le entra un antojo de helado e insiste bastante para que paremos en una heladería y compremos unos polos, pero a Iván no le apetece y yo no creo que sea lo mejor en medio de una carrera, así que lo dejamos con las ganas.
Nos dirigimos a Fuenfría, es todo cuesta arriba pero andamos ligeros y mantenemos un buen ritmo. A mitad de subida, en el km. 71.8 han puesto un avituallamiento, sellamos y continuamos sin perder el tiempo, nos encontramos bien de ánimo.
Por fin, estamos en el punto más alto, Fuenfría km 79.2, y la subida ha ido bastante bien, la lesión de Iván aunque no le deja correr le permite andar ligero, yo desde que se ha ido el sol voy perfecto, y David anda más lento que nosotros pero no se queja. Para nuestra grata sorpresa tienen caldo caliente en este avituallamiento, y se agradece.
Iniciamos la bajada hasta Segovia convencidos de que lo peor ya había pasado, pero estábamos muy equivocados. Iván está notando ampollas durante la bajada y decide parar a reventárselas, David también tiene pero decide aguantar. Esta decisión parece no haber sido la correcta porque le molestan los pies y se ve ralentizado mucho su ritmo de avance. Vamos cuesta abajo y no avanzamos. Llegar al siguiente avituallamiento se hace muy largo, pero por fin llegamos al km 90.8, ultimo avituallamiento. Ahora David si decide reventarse las ampollas pero cuando vuelve a introducir el pie en el deportivo y se dispone a andar, le da una bajada de tensión, casi se nos cae al suelo. Esperamos hasta que se recupera, e iniciamos los últimos 11 km de carrera.
Parece fácil recorrer 11 km cuesta abajo, pero David casi no puede andar, entre las ampollas, el cansancio y la bajada de tensión casi va arrastrando los pies. Salimos sobre la 1.00 de la mañana del último avituallamiento y tras 3 larguísimas horas llegamos a Segovia. Se nos han hecho eternos estos últimos kilómetros. Son las 4.00 de la mañana y por fin hemos terminado una carrera que parecía fácil y ha terminado convirtiéndose en toda una odisea.
Han sido 19 horas y 24 minutos, pero no podíamos volver a casa sin tomarnos un chocolate caliente y sin que le diera otra bajada de tensión a David, ja ja ja. Ahora ya podemos ir a por los coches.